En estos días,
muchas personas intentan justificar el lugar donde se afianza su fe.
Me refiero a
que muchas personas se esmeran en adjudicar nuestra protección a la
voluntad Divina y otras, a la logística militar israelí.
Mi intención es
traer una tercera versión, que muchas personas comparten, pero que
no es muy conocida.
Di-s es el Creador.
Punto.
Sin la intervención Divina, no hay nada, no hay existencia. Ni buena ni mala. Todo lo que existe, es, la manifestación de los
deseos de Di-s.
Sin embargo, si Di-s
hubiera querido un Universo, que funcionara “sobre ruedas”, no
hubiese creado al ser humano con libre albedrío...
Hubiese creado
criaturas que siguieran un plano predeterminado.
Entonces hHubiéramos nacido,
crecido, nos hubiéramos apareado para dar continuidad a la especie y
nos hubiéramos muerto, repitiendo la misma vida rutinaria, por los siglos de los siglos, mientras Di-s, sentado en Su trono, se
la pasaría bostezando de aburrimiento, (si es que, al Todopoderoso,
Le cabe un concepto así).
Di-s, cuando creó
al hombre, creó un socio, no un robot.
Es cierto, si Di-s
quiere, el hombre respira y le permite pensar mientras camina...
Pero el hombre puede
elegir dejar de respirar, puede usar su pensamiento para inventos o para pornografía y puede caminar por el borde de una cornisa para salvar
a un prójimo que está en peligro o por un shopping para ver
vidrieras...
Di-s envía
bendiciones, pruebas, salud, abundancia espiritual y material, pero
el hombre tiene que hacer el recipiente para que la voluntad Divina
se manifieste.
Di-s crea el
conflicto mientras tiene listas todas las respuestas para la
enfermedad.
Si el hombre se
llena de odio y de deseos de destrucción, sus recipientes van a ser
no aptos
para revelar soluciones para la salud pública, o inventos para
agilizar la comunicación satelital...
Si en cambio, el
hombre estudia, se prepara desde su corazón y desde su mente para
accionar a favor de los prójimos, seguramente será un recipiente
perfecto para descubrir y traer para toda la humanidad, avances de
cualquier índole, tecnológicos, políticos o ecológicos.
Di-s nos da hijos,
es una bendición y un milagro, pero cómo y con quién los concebimos, cómo nos
alimentamos durante el embarazo, cómo los atendemos cuando son
frágiles bebes, cómo los educamos, cómo los abrazamos, cómo nos
dedicamos a ellos, y cómo nos despedimos de ellos cuando van al
frente de combate, es nuestra cuestión.
Está muy bien que
seamos agradecidos con Di-s por las cosas que nos suceden, pero sólo
por nuestros propios logros deberíamos decir, Baruj HaShem!
No es bueno, nada bueno, minimizar la tarea del prójimo.
Cuando otro ser humano, hace algo por nosotros, por nuestro bienestar, por nuestra
protección, tenemos que agradecerle a él, al prójimo que se
esforzó y se quemó las pestañas y estuvo noches sin dormir para
inventar un sistema efectivo de protección.
Seguro que Di-s le dio las
neuronas y las chispas de las ideas, pero él, el inventor del
sistema de defensa israelí “Cúpula de Hierro” hizo de los
pensamientos Divinos una realidad palpable.
No pronunció palabras mágicas,
trabajó, peleó, logró convencer a otras personas para que se
involucraran y solventaran el invento. Hubo decisiones políticas,
mucho dinero y mucha presión para concretarlo. Este judío israelí, invirtió mucho tiempo de su vida, para que otros, nostros, podamos vivir...
Hay muchas,
infinitas situaciones donde es el libre albedrío de los hombres, el
que marca el desarrollo de nuestro destino.
Di-s está sobre
todo, por eso Di-s no necesita aduladores.
Él quiere socios, socios morales y creativos...
Hay que rezar y ser
agradecidos al Eterno por todas las bondades que hace por nosotros,
el pueblo de Israel, pero tenemos que ser muy muy cuidadosos y no
guardarnos ni una pizca del agradecimiento que le debemos a nuestros hermanos, que
tanto desde el servicio secreto, como desde los tanques, hacen todo
lo humanamente posible y más aún, para protegernos a nosotros, el
ciudadano civil y común de Israel.
Cuando quieres
alimentar a tu familia, si bien le rezas a Di-s para tener la materia
prima y para que bendiga tu tarea de cocinar, sabes que la comida no
se hace sola...
Estas allí, parada, cortando, mezclando, picando,
amasando, horneando, lavando una y otra vez infinitos platos e
infinitas ollas, con calor y con frío, con cansancio o con dolor de
cabeza...
Pero cuando tu familia, prueba el pan que has hecho con tus
propias manos y se deleitan con el postre favorito, ellos deben
agradecerte a tí por tu esfuerzo, deben alabarte a tí por el tiempo
dedicado y por tu amor...
Entonces sí, te corresponde, puedes sonreir y decir sobre
tus propios logros, Baruj HaShem, bendito sea Di-s que lo hizo por
mí!
Pero cuando se trata
sobre lo que los prójimos hacen por nosotros, díles Baruj HaShem que existes tú, que el Creador te eligió a tí y tú decidiste esforzarte para lograr ésto!
Porque con tu
invento, con tu coraje y con tu trabajo, te has transformado en el máximo potencial de
ser humano que Di-s soñó alguna vez!
Gracias!
Entonces, y recién
entonces, estaremos más cerca de ser esas mujeres y esos hombres
justos y plenos de verdadera fe.
Que Di-s nos siga protegiendo y bendiciendo con nuestros héroes, conocidos y anónimos, que dan toda su vida para que podamos seguir existiendo.
Am Israel Jai
Patriicia Deborah Starkloff
2 comentarios:
Yo con Ysrael. Que el Eterno les preserve y en este momento critico les de paz . Les mando mi sentimiento d solidaridad. Ojala pudiera ayudar n algo . Mujer judía aprecio mucho tus enseñanzas. Gracias Deborah.
Muchísimas Gracias por este comentario. Me ha traído entendimiento y claridad, profundas e importantes enseñanzas. Muchas cosas ya me las habían enseñado, pero este escrito vino a completar esas enseñanzas para que tomaran una forma más firme en mi conciencia. Gracias, muchas gracias
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