Si todos los Judíos hacemos Teshuváh...

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El Poder Judío

El trabajo

Dicen nuestros sabios, que la Redención puede llegar con dolor o con maravillas.

Esto significa, que podemos atraerla, con toda Su Gloria, o que la Gueulá finalmente llegue cuando ya se haya colmado el dolor de la enmienda que vinimos a concluír.

Este arreglo, el necesario para que se revele la Presencia Divina en el mundo, lo podemos alcanzar a través de nuestro trabajo voluntario o pagando contra nuestra “voluntad” a traves de sufrimientos.

No te asombres, es como cualquier objetivo, o llegas esforzándote, comprometiéndote cada día, transpirando a cada paso, siendo creativo, vital, o lo consigues gracias a humillaciones, descepciones, corrupciones, trabajos forzados varios, etc.

O sea que de todas maneras, hay que trabajar.

La diferencia entre un trabajo positivo y uno que no lo es, radica en la elección, en nuestro libre albedrío.

Podemos apostar a hacer la tarea con entusiasmo, proyectando en el presente esfuerzo, el placer que nos espera al final del camino, o esconder la cabeza bajo tierra y padecer las consecuencias de nuestra falta de visión.

Si desde el Cielo se ha decretado que debemos adelgazar, no es lo mismo ponerse a dieta, con el objetivo de sentirse mejor y verse mejor; que estar a “dieta” porque no hay nada para comer en nuestra cocina (Di-s no lo permita) En el primer caso, la restricción es voluntaria, tenemos un objetivo al cual deseamos arribar, lo hacemos a nuestro propio ritmo y fuerzas; en el segundo caso, no vemos ningún objetivo, el hambre se experimenta como un verdadero infierno, no hay estímulo, sólo hay desazón, sólo hay dolor y tristeza.

Entonces cuando pensamos en traer la Redención, tenemos que saber que ésta llegará de una manera o de otra, y que a nosotros nos compete, elegir qué camino y qué accionar tomaremos para llegar la meta máxima de la Creación.

Todos debemos volver y conectarnos con nuestra esencia.

Judíos y no judíos. Cada uno retornando a su propia tarea, a su rol, a su voz interior.

Si emprendemos este regreso a nuestra verdadera misión en forma voluntaria, entonces el camino, se manifiesta dulce y con grandes momentos de inspiración.

En cambio, si volvemos porque hubo un quiebre crítico en nuestras vidas, porque no nos queda otra salida, por herencia familiar, por la presión del entorno, por pánico, por desesperación, es decir “forzados por la situación”, es un camino de retorno amargo, cargado de enojo, y con deseos de renunciar en cualquier momento.

Dos Tablas de la Ley

Ahora bien, volver a nuestra esencia, es volver a la Torah que Di-s nos dio en el Monte Sinai, a través de Moshé Rabeinu, con todas las explicaciones incluídas en la Torah Oral.

Volver a la Torah es cumplir la Voluntad Divina.

Pero... hay algo extraño en la entrega de la Torah.

Di-s nos dio la Torah a todo un pueblo que, en ese momento, era un pueblo de Tzadikim (personas justas y rectas a los ojos de Di-s).

El Tzadik es una persona que no sólo no comete transgresiones, tampoco piensa o habla sobre éstas. Entonces, qué sentido tiene que Di-s entregue un estatuto con reglas tan fuertes como numerosas, para hacer y para no hacer, a alguien que en su totalidad, es tan puro, que ni siquiera se le ocurren estas “faltas” que el Todopoderoso desea prohibir o arreglar?

En las dos Tablas estaban grabados los Diez Mandamientos.

Una Tabla, contiene cinco Mandamientos que nos comprometen con nuestro Creador y en la otra Tabla, cinco Mandamientos que nos comprometen con el prójimo.

Cuál de las dos Tablas es más importante?

Obviamente, ambas son importantes.

Pero hay un detalle que todos debemos conocer, Di-s insiste en que Él perdona con cierta facilidad los pecados cometidos contra Su Voluntad, sin embargo, se muestra intransigente, cuando la maldad, la falta de rectitud, es cometida para con nuestros prójimos.

Di-s puede perdonar a toda la humanidad de hacer idolatría y de intentar hacer la guerra contra Él, pero es muy “duro” cuando nos maltratamos entre los seres humanos.

Es cierto que Di-s nos entregó la Torah cuando éramos un pueblo único integrado por hombres justos y mujeres vistuosas, pero ese estado de Santidad, había sido un regalo Divino. Como un Rey que otorga una enmienda desde su poder.

Di-s, al entregarnos la Torah, nos estaba diciendo, ahora deben alcanzar este mismo estado de Santidad y de Unidad, con vuestro propio esfuerzo, y para que vuestro trabajo sea productivo, aquí tienen el manual que les permitirá guiarse a través de todas las pruebas y de todos los tiempos.

Quiénes tenemos que hacer Teshuváh?

Cada vez que se habla de la Teshuvá, del retorno a la Torah, básicamente se refiere a las Mitzvot de nosotros para con Di-s.

Shabat, Kasher, Talmud Torah, Tefilin, Tefilah, Tzedaká, etc.

Aquellos que nacieron en una casa no observante, sienten que están lejos de todo lo que significa cumplimiento de Preceptos, los judíos que nacieron en casas observantes y los que hicieron Teshuváh, también creen ésto. Todos creen que un judío que no está al tanto o se resiste a observar las Miztvot de una de las Tablas, es un “jiloní” (Di-s no lo permita).

Jiloní, viene de la palabra jol, traducido como “secular”. Pero en verdad, no existe un judío “secular”.

Aún un judío que reniega de toda la Torah, nunca será jiloní, nunca.

Siempre habrá dentro de él, en su pensamiento, en su decir, o en su acción, una chispa de Santidad.

Porque un judío aunque no cumpla Kasher, es probable que haya ayudado a más de una persona en un sólo día, y es probable que sea fiel en su matrimonio, y es probable que sea honesto en su trabajo y en sus tratos comerciales, es probable que no mienta, y que no avergüence a nadie frente a otros.

Cumplir Shabat es una Mitzvá muy muy muy importante, y todos los judíos deberíamos hacer lo posible para lograrlo. Pero el mismo esfuerzo también tiene que estar en ser rectos en nuestras finanzas, tratar con amabilidad y respeto a todas las criaturas, especialmente en nuestro hogar, especialmente a nuestros niños y a nuestros alumnos.

Un judío que desconoce que debe cumplir una misión en este mundo, una misión encomendada por Di-s, debe recapacitar y repensar su vida, no sólo para y por él mismo, sino para beneficiar a toda la Humanidad.

Un judío que desconoce que debe ser intachable tanto en su conducta como en sus palabras como en sus pensamientos, debe generar sobre sí mismo un cambio tal, que sea evidente para todo el universo.

Y este cambio, nos compete a todos, pues todos tenemos mucha ropa sucia para lavar.

Si alguien tiene kipá y tzitzit, o peluca o pañuelo, o come kasher, o va a la mikve, o lleva a sus hijos al 'jeder”, o vive en un lugar donde todos son religiosos, o viste ropas recatadas, etc. debe trabajar aún más profundo y verificar que también las Mitzvot para con el prójimo, están a la altura de excelencia que el resto de las Miztvot.

La honestidad, la humildad, la bondad, la buena conducta, son Miztvot fundamentales.

Si siempre rezas con Minián ( 10 hombres) pero tu boca está llena de palabras hirientes para con tus hijos, acaso piensas que Di-s disfruta de tu plegaria?

Si te esmeras en ser muy cuidadosa con las supervisiones de kashrut que ingresan a tu hogar, pero no eres cariñosa con tu esposo, crees que serás elegida como la Reina Tzadeket en el Mundo Venidero?

Si enseñas Torah y tratas a tus alumnos/as como si fueran bichos que te quieres sacar de encima cuanto antes, crees que Di-s disfruta de tu docencia?

Di-s llora cada vez que Su Sagrada Torah es utilizada como pretexto para humillar a alguna criatura.

Es cierto que el judío que no cumple con los Preceptos Divinos, que no conoce los valores éticos de la Torah, tiene muchas probabilidades de equivocarse, y equivocarse mal.

Pero qué pretexto tiene alguien que ostenta un lugar de honor dentro de los estudioso de Torah, para manipular, presionar, generar peleas, o juzgar a los demás para mal?

Cuando decimos que la Redención llegará cuando todos los judíos hagamos Teshuvá, todos debemos incluírnos.

Los no observantes, los que ya comenzamos el camino de la observancia, los que nacieron en casas observantes y por sobre todo los líderes y los maestros ocupados en enseñar y diseminar la Palabra Divina.

Cuando decimos que todos los judíos cumplen Shabat y Di-s envía Su Redención, también están incluídos aquellos que cumplen con todo lo externo, pero que por dentro late un iceberg tan poderoso que es capaz de matar con su aliento, cualquier chispa de verdadera emunah inocente.

Cuando hablamos de ajdut, de unión, de ahavat Israel, amor hacia nuestros hermanos, estamos todos incluídos, tanto los judíos que se burlan de otro judío con peot (patillas), como de aquellas mujeres religiosas que “escanean” a otras mujeres religiosas, para detectar alguna falla.

Todos somos responsables por nuestra Redención.

Todos somos valiosos, y cada uno tiene muchas espinas que sacar de dentro de sí, antes de mirar a los demás con desprecio.

Di-s conoce nuestro fuero más íntimo.

Y la verdad, es que la Gueuláh aún no nos llegó, pue si hubiera llegado a nuestra vida particular, estaríamos tan llenos de amor, que no tendríamos otra mirada más que la de la piedad y la alegría.

Sí, cumplamos Shabat, sí, cumplamos también Kashrut y Pureza familiar, y también seamos respetuosos en nuestro hogar y abracemos a nuestros hijos con verdadera calidez, hablemos con el corazón a nuestros alumnos, actuemos sabiendo que Di-s nos está observando, y entonces, la Redención será inevitable.

Patriicia Deborah Starkloff