Los Niños del Bosque
Dos niños
fueron puestos a prueba.
Fueron
invitados a realizar una travesía en un bosque artificial, munidos de ropa, un
poco de alimento, abrigo y algunas herramientas. Debían, no solo sobrevivir por
unos días, sino que debían mejorar todo lo que fuera mejorable en el transcurso
de su estadía allí.
El
ingeniero, creador del bosque, con algunas semanas de anticipación, les entregó
un manual y elementos para que pudieran prepararse para el evento.
Cada uno de
los niños eligió como relacionarse con esa entrega.
Uno pensó:
“Seré "astuto", aprovecharé cada oportunidad para hacer lo que me
parezca mejor”.
El otro
niño pensó: “Ya que se me ha entregado un manual e instrucciones muy claras de
que cosas tengo permitido comer, hacer, o qué situaciones debo evitar, voy a
tratar de aprovechar al máximo esta ayuda”. Y se comprometió a cumplir cada
instrucción aunque le pareciera insólita, contradictoria u opuesta a lo que
percibía con su intelecto.
Apenas se
encontraron el niño “del manual”, se dio cuenta que su compañero había olvidado
el suyo, por lo tanto, le ofreció al otro compartir las instrucciones que le
fueron dadas, ya que estaban escritas por el ingeniero que había ideado, creado
y construído el bosque en cuestión.
El niño "astuto",
rechazó la invitación diciéndole que no quería ninguna restricción, quería ser
libre para elegir todo lo que le viniera en gana.
Comenzaron
a andar mientras el "astuto" nanoteaba frutos de cada árbol que veía,
daba mordiscos y arrojaba el resto de la fruta hacia donde mejor le parecía, el
niño “del manual”, se fijaba en su libro qué frutos eran aptos y cuáles no y
cuando veía un árbol que pertenecía a la especie permitida, tomaba un fruto, le
agradecía al ingeniero que hubiese plantado ese árbol allí y que le permitiera
comer de él.
El niño "astuto"
se rió de esa tontería, “Crees que el ingniero te escucha? Que él lo plantó
para tí? Que tontería!”
El niño
"del manual" le respondió, “No solo que él lo plantó para mí, sino
también para tí, y no sólo que me está escuchando, sino que además graba
absolutamente todo lo que decimos y cuando terminemos nuestro “viaje” nos hará
escuchar todas nuestras palabras...
El niño "astuto"
reflexionó y dijo, “sí, verdaderamente es una tontería” y siguió su camino...
La primera
noche, cuando debieron parar para dormir, el niño “del manual” agradeció que su
primer día había sido bueno, que no había habido demasiadas pruebas y pidió que
al día siguiente, el ingeniero le enviara agua fresca para beber...
El niño "astuto"
se reía en silencio por lo crédulo y ridículo que le resultaba su compañero de
viaje, mientras ocultaba bajo las mantas, su cuerpecito todo retorcido por los
retortijones que le causaron las frutas ingeridas a lo largo del día...
A la mañana
siguiente, las cantimploras de ambos estaban vacías...
Caminaron,
subieron, bajaron, llegaron a un pozo de agua, el niño "astuto" se
arrojó hacia el agua empujando a su compañero groseramente. El niño "del
manual" le advirtió que el ingeniero le prohibía terminantemente beber de
ese agua!
“Tú sigue
con tu librito mientras yo sacio mi sed!”
El niño
"del manual", miró hacia el cielo y rogó “Por favor envíame agua para
beber!”
Luego
siguieron caminando...
“Dónde está
tu bendita agua? Acaso el ingeniero se quedó dormido? Tal vez hasta se haya
olvidado de ti”
El niño
"del manual" estaba sufriendo, tenía sed, sabía que no podía tomar
agua del pozo y como agregado, debía soportar el cinismo de su compañero.
Ya había
pasado el mediodía y la sed era cada vez más insoportable, el niño "astuto"
le ofreció agua del pozo que había cargado en su cantimplora. “El ingeniero
está tranquilo en su casa, bebiendo un refresco, mientras te dejó instrucciones
para la muerte”
El niño
"del manual" rechazó la cantimplora, “No solo que sus instrucciones
son para que sobreviva, sino que sé que él está monitoreando todo lo que nos
sucede, yo confío en él”
“Qué
idiota!, te estás muriendo de sed por un manual absurdo!”
“Por favor,
ya no doy más, envíame agua para beber!” sollozó el niño "del manual"
mientras tendía sus manos al cielo.
“No te
escucha” sonrió el niño "astuto".
El niño
"del manual" siguió caminando, porque después de todo para eso estaba
allí, para atravesar el bosque...
El niño "astuto"
lo llamó con una voz extraña...
“No te
burles ya de mi” Le pidió el niño "del manual".
Un ruido
desagradable venía de unos matorrales, el niño "del manual" llamó al
niño "astuto" pero solo obtuvo un quejido agudo como respuesta.
Corrió
hacia los matorrales y encontró al niño "astuto" tirado en la tierra,
descompuesto sufriente y deshidratándose con rapidez.
“Por favor,
envíanos ayuda! Mi compañero se ha descompensado!” Gritó el niño "del
manual" mientras trataba de ayudar a su compañero de ruta...
De golpe,
comenzó a escuchar un sonido de cascada de agua, viró su cuerpo y vió a pocos
metros, un manantial de agua fresca, que según el manual, no solo era potable
sino que también fluían en él aguas que eran curativas.
Bebió y dio
de beber a su compañero de a pequeños sorbos, hasta que, este último, se recuperó totalmente.
El niño
"del manual" preparó un fuego, comió un pedazo de pan, le agradeció
al ingeniero la salvación, las instrucciones y el alimento y se quedó dormido.
El niño "astuto"
se encogió de hombros y pensó “mañana será otro día” y se durmió.
Al día
siguiente, cuando el niño "astuto" se despertó, vió que el niño
"del manual" estaba parado, tenía unos cables enredados en un brazo y
otros en su cabeza, mientras, leyendo del manual, pronunciaba cosas que le parecían de otro
planeta...
“Definitivamente
está loco” pensó y se puso a husmear por los alrededores para encontrar algo
que comer.
Encontró
unos monos que jugueteaban y se corrían unos a otros. Vió que ellos comían unas
bananas y comenzó a correr con ellos como para adquirir algo del preciado
alimento.
Los monos
primero se asustaron, luego se acercaron y jugaron con él pero en cuanto el
niño "astuto" extendió su mano sobre una porción de la fruta caída en
el suelo, dientes filosos de mona enojada, se incrustaron en sus deditos. Final
de juego, final del desayuno. Salvó su pellejo, corrió hacia su campamento
sosteniendo sus dedos lastimados y llorando de dolor, de miedo y de bronca...
“Mona estúpida” pensó...
El niño
"del manual" estaba sentado, comiendo unos frutos apetitosos,
bebiendo jugo de un coco, el niño "astuto" vio que también había un
desayuno para él, listo para ser consumido. Se arrojó hacia la comida y tragó
todo sin respirar. Después de fagocitarse hasta las cáscaras, miró al niño del
manual que lo observaba con una leve sonrisa en los labios.
“Qué?!” Preguntó el niño "astuto",
“Nunca viste a alguien hambriento?”
Sí, me he
visto muchas veces hambriento. Qué te pasó en la mano?” Preguntó el niño
"del manual"
“Eh... Me
pinché tratando de sacar una fruta de un árbol...”
“Ah...”
“Qué?! Yo
no te voy a mentir! El árbol está aquí nomás, a la derecha frente a unos
matorrales silvestres que...”
“Yo no te
pedí explicaciones, te pregunté que te pasó en la mano, tal vez tenga algún
tipo de remedio...” Dijo el niño "del manual" mientras buscaba en el
libro alguna instrucción para estos casos...
“Me tienes
cansado con tu librito!”
“No es un
librito, es el manual de instrucciones que escribió el ingeniero para que
podamos pasar por el bosque exitosamente”
“Bah, es
una pavada, como eso que hacías hoy a la mañana, todo enrollado, diciendo cosas
inteligibles!”
“Estaba
hablando con el ingeniero.”
“En serio?
A ver dame esos cosos que le quiero decir unas cuantas palabritas y de paso le
pido que me envíe unas golosinas...”
“No
funciona así”
“Bueno, si
lo quieres solo para tú, guárdatelo, no lo necesito”
“Digo que
no funciona así, que no es que pides y te envía, no es un delivery”
“Y cómo
funciona?”
“No se”
“Ja, ja
ja!!! En serio? No sabes? Y para qué haces algo que no sabés como funciona?!”
“Tampoco
sabes cómo funciona tu estómago, y no tuviste ningún reparo en deglutirte todo
lo que estaba a tu disposición”
“No es lo
mismo, tenía hambre”
“Yo también
tengo hambre”
“Bueno, yo
pensé que ya habías comido tu parte”
“Yo hablo
de otro hambre, yo tengo hambre de hablar con el ingeniero, para sentirlo cerca
mío, para pensar mejor, para no asustarme, para seguir sus instrucciones sin
dudar, para preguntarle y recibir su consejo, para agradecerle todas las
bondades que me preparó, como el desayuno de hoy...”
“Qué? Él te
preparó el desayuno?
“Él me
instruyó para que yo lo encuentre, pero sí, él lo preparó cuando armó este
bosque, él pensó en todo y en todos nosotros cuando diseñó el bosque...”
“A mí me
parece que todo es una casualidad, y con tu cabecita mística, se te ocurre que
el ingeniero armó todo y que está atento ahora mismo... Cómo sabes que todo lo
que está escrito en ese manual que te dio, verdaderamente funciona? Cómo puedes
tener esa certeza?”
“Tengo la
certeza que él es el ingeniero, que este es su manual, que aunque yo esté
limitado en mi comprensión, en mi capacidad para entender, él sabe muy bien que
va funcionar para mí y que no. Y no sólo que él, es más grande, él es tan genio
y tan inteligente que nunca podré captar su sabiduría, por eso confío en que
sus instrucciones son buenas, buenas de verdad, es decir, buenas para mi, para
todos y para todos los tiempos que exista este bosque...”
“Y por qué
te dio ese manual, si sólo eres un niño cualquiera”
“Porque me
ama”
“Y por qué
te ama?”
“Porque soy
su hijo”
“Ah! Ahora
entiendo! Qué vivo! Estás acomodado! Así cualquiera!”
“Tu también
eres su hijo”
“Qué? Estás
cucú, yo soy huérfano!”
“Ningún
huérfano! Todos somos sus hijos, llámalo y te dará instrucciones también a ti!”
“A mí?”
“Sí, te
está esperando...”
“No sé, me
parece todo tan absurdo, esas instrucciones, esas reglas, los flequitos esos
que te cuelgan de la remera, los cables esos, este asunto que él te prepara el desayuno, te da, no se,
todos es poco comprobable... Eso de que toooodos somos sus hijos!”
De golpe,
interrumpiendo la escena, como de la nada, apareció un león que se dirigía
hacia ellos con calma.
El niño "astuto"
se paró y dio un salto como si no existiera la gravedad, empezó a gritar...
“No grites!
Es manso, no nos va a hacer nada” dijo el niño "del manual".
“Qué!???
Recién me acaba de morder una mona diminuta y ahora me dices que este león no
nos va hacer nada?”
“Creí que
te habías lastimado con unos pinches de un árbol...”
“Bueno, te
mentí y qué? Ahora salgamos de aquí!”
“Este león
es una mascota mía, no nos va hacer nada...”
“No sabía
que se podía domesticar un león”
“De eso se
trata todo”
“De qué
estás hablando?”
“Que
vinimos a domesticar a nuestro león, cada cual al suyo; y cuando empezamos a
domesticarlo, esa fuerza poderosa que vive dentro de él se vuelve nuestra
compañera y nuestra ayuda...”
“Es muy
místico para mí..., sigamos caminando....tu amigo nos va acompañar?...
“Sí, es el
león el que nos salvará de los próximos peligros”
“Próximos
peligros? Por favor, no me asustes!”
“Perdón, no
quise asustarte, sino tranquilizarte”
“Y mi león?”
“Debes pedirle al ingeniero que te ayude a
domesticar el tuyo...”
El niño "astuto"
no podía conciliar el sueño. Por un lado lo atemorizaba el león de su amigo,
por otro, comenzaba a derretirse su orgullo y tenía dudas sobre lo que antes le
parecía tan verdadero...
“Cuánto se
tardará amaestrar el león de uno?” pensó
Una voz
sonó dentro de él:
“Toda la
vida”
“Quién
habla?”
“Soy yo, el
que te puso en este bosque”
“Pero cómo
hace para hablar de dentro mío?”
“Hay muchas
cosas que hago que son todavía complejas para tí, pero imagina esto, sabes que
es un código genético?
“Mmmmm,
no.”
“Muy bien!
Te felicito, me has dicho la verdad! Es un gran avance! La verdad es la base ,
los cimientos de la estadía en el bosque, hace que lo que parece un laberinto
se transforme en un huerto!”
“Bueno,no
se, me salió sin querer...”
“No te
subestimes, cambiar para bien es un trabajo muy loable, te felicito!”
“Bueno,
gracias...”
“Eso es
superior! Me dijiste gracias! Maravilloso! Maravilloso!
“Ejem...
Bueno explíqueme por favor, cómo es que yo puedo escucharlo dentro mío...”
“Así como
un padre le da como herencia a sus hijos el color de ojos, o la altura, o el
tipo de cabello, y el hijo lleva “puesto” partes de ambos padres, así me llevas
dentro tuyo, pues eres mi hijo. Yo conozco tus pensamientos, y tu puedes oír mi
voz...”
“Y Ud. Es
mi padre?”
“Sí, soy el
Padre de todos”
“Wuauuu! Y
dónde están los demás?”
“Algunos,
también están en el Bosque, otros ya terminaron su tarea y están conmigo...”
“Ah... y...
cuándo voy a poder ir con Ud.?”
“Cuándo
termines tu tarea...”
“Ufffff, es
mucha?”
“Es algo
que puedes hacer, te dí todo lo que necesitas para completarla.”
“Puedo
saltear algunas cosas?”
“Cada uno
tiene que completar lo suyo”
“Para qué
tanto lío?”
“Para que
se transforme el Bosque-Laberinto en un huerto hermoso”
“Pero si
Ud. es tan poderoso, por qué no hizo un huerto lindo desde el principio y
después nos ponía a todos sus hijos panchos, disfrutando, jugando y demás? Para
qué tanta complicación si con las riquezas que Ud. tiene no necesita que le
hagamos nada?
“Es una
pregunta muy inteligente, muchos se la formularon... te propongo que hables de
eso con tu amigo y después vuelves a conversar conmigo...”
“Qué amigo?
Hey! Qué amigo? No contesta... Tendría otra cita?”
“Ninguna
cita, habla con tu amigo...”
“Ay! Me
asusté! Bueno, con el único que puedo hablar es con este chico, el dueño del
león amaestrado... ni se cómo se llama...”
Continuará?
Patriicia Dvorah Starkloff
(Reservados los Derechos de Autor)
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