Torah para Vivir
28 ago 2011
Torah en Español Libro Devarim
Libro Devarim - Parashá Shofetim
Menajem-Av 28 – Elul 4, 5771 / Agosto 28- Setiembre 3, 2011
18 Jueces y oficiales designarás en todas las ciudades que te da El Eterno, tu Dios, para tus tribus; y ellos juzgarán al pueblo con juicio recto. 19 No pervertirás la justicia, no serás parcial y no aceptarás soborno, pues el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras justas. 20 La rectitud, la rectitud buscarás, para que vivas y poseas la Tierra que te da El Eterno, tu Dios. 21 No plantarás para vosotros un árbol idolátrico, ningún árbol, cerca del Altar de El Eterno, tu Dios, que harás para ti. 22 Y no erigirás para vosotros una columna que El Eterno, tu Dios, odia.
17
- 1 No sacrificarás para El Eterno, tu Dios, un buey o un cordero en el que hubiere una mácula, cualquier cosa mala, porque es una abominación para El Eterno, tu Dios. 2 Si se hallare entre vosotros, en una de las ciudades que te da El Eterno, tu Dios, un hombre o una mujer que cometiese lo que es malo a los ojos de El Eterno, tu Dios, para violar Su pacto, 3 y él va y sirve a dioses de otros y se postra ante ellos, o ante el sol o la luna, o cualquiera de las huestes del cielo que no he ordenado, 4 y se te dijere y oyeres, entonces investigarás bien, y he aquí que es cierto, el testimonio es correcto, esa abominación se hizo en Israel; 5 entonces separarás a ese hombre o a esa mujer que hizo esta maldad a tus ciudades, el hombre o la mujer, y los apedrearás, para que mueran. 6 Por el testimonio de dos testigos o de tres testigos será muerta la persona condenada; no será muerta por el testimonio de un solo testigo. 7 La mano de los testigos será primera sobre él para matarlo y luego la mano de todo el pueblo, y destruirás el mal de en medio de ti. 8 Si un asunto de justicia te es oculto, entre sangre y sangre, entre veredicto y veredicto, entre afección y afección, asuntos de disputa en tus ciudades, te levantarás y subirás al lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios. 9 Vendrás a los sacerdotes, los levitas, y al juez que estuviere en esos días e inquirirás, y ellos te dirán la palabra de juicio. 10 Actuarás según la palabra que te digan, desde el lugar que ha de elegir El Eterno, y serás precavido de hacer todo de acuerdo con lo que te enseñaren. 11 Según la enseñanza que te enseñaren y de acuerdo con el juicio que te dijeren, así harás; no te desviarás de la palabra que te dirán, ni a la derecha ni a la izquierda. 12 Y el hombre que actuare con premeditación, sin escuchar al sacerdote que está para servir a El Eterno, tu Dios, ni al juez, ese hombre morirá y destruirás el mal de Israel. 13 El pueblo entero escuchará y temerá, y no actuarán con premeditación otra vez. (2º DÍA / 2ª ALIÁ) 14 Cuando vengas a la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, y la poseas, y te establezcas en ella, y dijeres: «Pondré por encima de mí un rey, como todas las naciones que me rodean», 15 ciertamente pondrás encima de ti un rey al que ha de elegir El Eterno, tu Dios; de entre tus hermanos pondrás un rey sobre ti; no puedes poner por sobre ti un extranjero, alguien que no es tu hermano. 16 Sólo que no poseerá muchos caballos, para que no haga regresar al pueblo a Egipto a fin de incrementar los caballos, pues El Eterno te dijo: «Ya no volverás a regresar por este camino». 17 Y no tendrá muchas mujeres, para que no se descarríe su corazón; y no incrementará grandemente el oro y la plata para sí mismo. 18 Ocurrirá que cuando se siente en el trono de su reinado, escribirá para sí mismo dos copias de esta Torá en un libro, de ante los sacerdotes, los levitas. 19 Estará junto a él, y él leerá de él todos los días de su vida, para que aprenda a temerle a El Eterno, su Dios, y a observar todas las palabras de esta Torá y estos decretos, para realizarlos, 20 para que su corazón no se vuelva arrogante por sobre sus hermanos y no se desvíe del precepto ni a la derecha ni a la izquierda, para que prolongue sus años sobre su reinado, él y sus hijos en medio de Israel. (3ER DÍA / 3ª ALIÁ)
18
- 1 No habrá para los sacerdotes, los levitas, toda la tribu de Levi, porción ni herencia con Israel; las ofrendas de fuego de El Eterno y Su herencia comerán. 2 No tendrán herencia entre sus hermanos; El Eterno es su herencia, tal como Él les dijo.3 Ésta será la obligación del pueblo a los sacerdotes, de aquellos que realizan un sacrificio ritual, tanto de un buey como del rebaño: le darán al sacerdote la pata delantera, la mandíbula y el cuajar. 4 Las primicias de tus granos, vino y aceite, y la primera lana de la esquila de tus ovejas le darás. 5 Pues El Eterno le ha elegido de entre todas tus tribus para presentarse y oficiar en Su nombre, él y sus hijos, todos los días. (4º DÍA / 4ª ALIÁ) 6 Cuando el levita viniere de una de tus ciudades, de todo Israel, donde habita, y viene con todo el deseo de su alma al lugar que ha de elegir El Eterno, 7 entonces oficiará en nombre de El Eterno, su Dios, igual que todos sus hermanos, los levitas, quienes están allí ante El Eterno. 8 Porción por porción comerán, excepto lo que es suyo por herencia ancestral. 9 Cuando vengas a la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, no aprenderás a actuar de acuerdo con las abominaciones de esas naciones. 10 No se hallará entre vosotros nadie que haga que su hijo o hija pase por el fuego, nadie que practique la magia, ningún astrólogo, nadie que lea presagios, ningún hechicero; 11 ni ningún encantador de animales, nadie que consulte a Ov o Idoni, o que consulte a los muertos. 12 Pues todo el que hace esto es una abominación para El Eterno, y a causa de estas abominaciones El Eterno, tu Dios, expulsa a las naciones de ante ti. 13 Serás íntegro con El Eterno, tu Dios. (5º DÍA / 5ª ALIÁ) 14 Pues estas naciones que has de poseer oyeron a los astrólogos y a los magos, pero en cuanto a ti, no es esto lo que te ha dado El Eterno, tu Dios. 15 Un profeta de entre vosotros, de tus hermanos, como yo, ha de establecer para ti El Eterno, tu Dios, a él le escucharás. 16 Según todo lo que Le pediste a El Eterno, tu Dios, en Joreb el día de la congregación, diciendo: «Ya no puedo oír la voz de El Eterno, mi Dios, y este gran fuego ya no lo puedo ver, para que no muera». 17 Entonces El Eterno me dijo: «Han hecho bien en lo que dijeron. 18 Estableceré un profeta para ellos de entre sus hermanos, como tú, y colocaré Mis palabras en su boca; Él les hablará todo lo que Yo le ordene. 19 Y acontecerá que el hombre que no obedeciere Mis palabras que él hablará en Mi nombre, se lo haré pagar. 20 Mas el profeta que con premeditación hablare en Mi nombre algo que no le ordené que hablara, o que hablare en nombre de los dioses de otros, ese profeta morirá». 21 Cuando digas en tu corazón: « ¿Cómo podemos saber que El Eterno no ha hablado?». 22 Si el profeta hablare en el Nombre de El Eterno y ese hecho no ocurriere y no se hiciere realidad, ésa es la palabra que El Eterno no dijo; con premeditación la ha dicho el profeta, no deberás temerle.
19
- 1 Cuando El Eterno, tu Dios, derribare a las naciones cuya Tierra te da El Eterno, tu Dios, y las poseas y te establezcas en sus ciudades y en sus casas, 2 separarás tres ciudades para vosotros de en medio de tu Tierra que te da El Eterno, tu Dios, para que la poseas. 3 Prepara el camino, y divide en tres partes la frontera de la Tierra que te hace heredar El Eterno, tu Dios; y ellas serán para cualquier asesino, para que huya allí. 4 Éste será el caso del asesino que huyere allí y viviere: el que atacare a su prójimo sin conocimiento y sin odiarlo desde ayer ni desde anteayer; 5 o el que viniere con su prójimo al bosque para talar árboles y su mano blande el hacha para cortar el árbol y el hierro se deslice de la madera y encuentre a su prójimo, y éste muera, huirá a una de estas ciudades y vivirá, 6 para que el que redime la sangre no persiga al asesino, pues su corazón estará caliente, y le dará alcance, pues el camino fue largo, y lo atacará mortalmente, y no hay juicio de muerte sobre él, pues no lo odiaba desde ayer ni desde anteayer. 7 Por eso te ordeno, diciendo: separarás tres ciudades para vosotros. 8 Cuando El Eterno, tu Dios, ensanche tu frontera, tal como juró a tus antepasados, y te diere toda la Tierra que dijo a tus antepasados que les daría, 9 cuando observes todo este precepto, que te ordeno hoy para cumplirlo de amar a El Eterno, tu Dios, y de ir por Sus caminos todos los años, entonces agregarás otras tres ciudades a estas tres. 10 No se derramará sangre inocente en tu Tierra que te da por herencia El Eterno, tu Dios, pues entonces la sangre será sobre ti. 11 Pero si hubiere un hombre que odia a su prójimo y le prepara una emboscada y se alza contra él, y lo ataca mortalmente y muere, y él huye a una de estas tres ciudades, 12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán a traerlo de allí y a colocarlo en manos del que redime la sangre, y morirá. 13 Tu ojo no lo compadecerá; alejarás la sangre inocente de Israel y será bueno para ti. (6º DÍA / 6ª ALIÁ) 14 No moverás el límite de tu prójimo, que marcaron los antiguos, en la herencia que has de heredar en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, para que la poseas. 15 No se presentará un solo testigo contra ningún hombre por ninguna iniquidad ni por ningún error, en relación con ningún pecado que pueda cometer; de acuerdo con dos testigos o tres testigos se confirmará el caso. 16 Si se presenta un testigo falso contra un hombre para declarar falsamente en su contra, 17 entonces los dos hombres y los que tienen la aflicción se presentarán ante El Eterno, ante los sacerdotes y los jueces que estuvieren en esos días. 18 Los jueces inquirirán a fondo, y he aquí que el testimonio era un falso testimonio; habló falsamente en contra de su hermano. 19 Le harás aquello que él conspiró hacerle a su prójimo y destruirás el mal de entre vosotros. 20 Y los que queden obedecerán y temerán, y ya no continuarán haciendo algo tan malvado entre vosotros. 21 Tu ojo no compadecerá; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
20
- 1 Cuando salgas a la batalla contra tu enemigo y veas caballo y carroza, un pueblo más numeroso que tú, no les temerás, pues El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto está contigo. 2 Ocurrirá que cuando te acerques a la guerra, el sacerdote se aproximará y le hablará al pueblo. 3 Les dirá: «Oye, Israel, os acercáis a la batalla contra vuestros enemigos; que vuestro corazón no decaiga; no temáis, no os aterréis ni os quebrantéis ante ellos. 4 Pues El Eterno, vuestro Dios, es El Que va con vosotros, para luchar por vosotros con tus enemigos, para salvaros». 5 Entonces los oficiales le hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién es el hombre que ha construido una nueva casa y no la ha inaugurado? Que vaya y regrese a su casa, para que no muera en la guerra y otro hombre la inaugure. 6 Y ¿quién es el hombre que plantó un viñedo y no lo redimió? Que vaya y regrese a su casa, para que no muera en la guerra y otro lo redima. 7 Y ¿quién es el hombre que se ha comprometido con una mujer y no se ha casado con ella? Que vaya y regrese a su casa para que no muera en la guerra y otro se case con ella. 8 Los oficiales continuarán hablándole al pueblo, diciendo: ¿Quién es el hombre que es temeroso y débil de corazón? Que vaya y regrese a su casa, y que no funda el corazón de sus hermanos, como el suyo. 9 Cuando los oficiales hayan terminado de hablarle al pueblo, los líderes de las legiones tomarán el comando a la cabeza del pueblo. (7º DÍA / 7ª ALIÁ) 10 Cuando te acerques a una ciudad para librar batalla con ella, llamarás a ella a la paz. 11 Acontecerá que si te responde en paz y se abre a ti, entonces todas las personas que se hallen dentro de ella serán tributo para ti y te servirán. 12 Pero si no hace la paz contigo, sino que hace la guerra contigo, la sitiarás. 13 El Eterno, tu Dios, la entregará en tu mano y aniquilarás a todos sus varones por el filo de la espada. 14 Únicamente las mujeres, los niños pequeños, los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín, lo tomarás para ti; comerás el botín de tus enemigos, que te dio El Eterno, tu Dios. 15 Así harás con todas las ciudades que están muy lejos de ti, que no son las ciudades de estas naciones. 16 Pero de las ciudades de estos pueblos que te da por herencia El Eterno, tu Dios, no dejarás con vida a ninguna persona. 17 Sino que los aniquilarás por completo: al jeteo, al amorreo, al cananeo, al perizeo, al jiveo y al iebuseo, tal como te ordenó El Eterno, tu Dios. 18 Para que no te enseñen a actuar de acuerdo con todas sus abominaciones que realizaron para sus dioses y peques ante El Eterno, tu Dios. 19 Cuando sities una ciudad durante muchos días para hacerle la guerra para tomarla, no destruyas sus árboles blandiendo el hacha contra ellos, pues de ellos comerás, y no lo derribarás; ¿acaso el árbol del campo es un hombre para que sea sitiado por ti? 20 Únicamente el árbol que sabes que no es un árbol de comida, podrás destruirlo y derribarlo, y construir un baluarte contra la ciudad que hace la guerra contigo, hasta que la conquistes.
21
- 1 Si se hallare un cadáver caído en el campo y no se sabe quién lo atacó en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, para que la poseas, 2 tus ancianos y jueces saldrán y medirán la distancia que hay hasta las ciudades que hay alrededor del cadáver. 3 Ocurrirá que en la ciudad más cercana al cadáver los ancianos de esa ciudad tomarán una becerra, con la que no se hayan hecho trabajos, que no haya sido arrastrada con un yugo. 4 Los ancianos de esa ciudad traerán la becerra a un valle árido, que no pueda ser trabajado ni pueda ser sembrado, y la desnucarán en el valle. 5 Los sacerdotes, descendientes de Leví, se acercarán, pues a ellos los eligió El Eterno, tu Dios, para que Le oficien y bendigan con el Nombre de El Eterno, y según su palabra será cada aflicción y cada plaga. 6 Y junto con los ancianos de la ciudad más cercana al muerto, lavarán sus manos sobre la becerra que fue desnucada en el valle. (MAFTIR) 7 Hablarán y dirán: «Nuestras manos no derramaron esta sangre y nuestros ojos no vieron. 8 Expía por Tu pueblo Israel que redimiste, oh El Eterno: ¡no pongas sangre inocente en medio de Tu pueblo Israel!». Entonces la sangre será expiada para ellos. 9 Pero alejarás la sangre inocente de entre vosotros cuando hagas lo que es recto a los ojos de El Eterno.
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