Torah para Vivir

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23 may 2010

Actos de bondad

BS”D

Actos de bondad
Los Haber

Mi esposo y yo, viajábamos en nuestro auto hacia la quinta de Jabad en Ezeiza.
Nos dirigíamos allí para visitar a nuestra hija que estaba de campamento.
Faltaban pocas cuadras para llegar, de golpe, vemos algo extraño, en una esquina, un muchacho se arrastra por el piso, está herido, seguimos con la mirada, mi esposo dice: tiene Tzitzit (los hilos que están sujetos al pequeño Talit que usan los hombres judíos).
Inmediatamente paró el auto.
La situación era muy angustiante, un accidente, un patrullero había embestido el auto que conducía este muchacho. Ambos vehículos habían volcado.
El muchacho trataba de volver a entrar al auto desesperadamente, había más gente allí... La esposa y el bebé de días, aún estaban en el auto. Al rato llegaron ambulancias y finalmente, gracias a Di-s, llegaron los bomberos. Mientras tratábamos de ver qué podíamos hacer, los policías le preguntaron a mi esposo si éramos de la familia. No...
No, pero sí, en ese instante pasa otro auto, se detiene y el conductor nos pregunta, ¿Algún iehudí? Queriendo decir: “¿Es de nuestra familia?” Ante nuestra respuesta afirmativa, estacionó el auto, la esposa también bajó y se empezaron a “mover” más rápido que nosotros.
Como al bebé lograron sacarlo del auto antes que a la madre, esta señora, se acercó al auto volcado y le dijo a la madre del bebé, que yacía dentro de éste sin poder salir, “Estate tranquila, soy Analía Haber, no me voy a despegar de tu bebé”. Y “soy Analía Haber”, significaba, soy “iehudiá, soy de la familia”. Y así lo hizo, (como Iojevet y Miriam) acompañó a ese bebé en la ambulancia y se ocupó de “cuidarlo” en el hospital de Ezeiza, hasta que fue trasladado por la cobertura médica de la familia accidentada.
De golpe entre llamados a celulares, la escena se había poblado de kipot y tzitziot.
Algunos familiares directos fueron ubicados en las quintas cercanas, y viajaron junto a las ambulancias, hacia el hospital de Ezeiza.
Los no judíos, habían rodeado el lugar, miraban extrañados, el núcleo de la escena donde varios judíos tratábamos de ayudar como podíamos... Un poco de agua, unas palabras de contención, unos Tehilím con el corazón en la boca...
Mi esposo y yo llevamos con nosotros, a la quinta de Jabad, a los hijos de los Haber, pues ambos acompañaron a los accidentados al hospital. Tampoco ellos nos conocían, pero les funcionó la misma cadena milenaria de confianza. Luego, desde la quinta, a través de los celulares, fuimos comunicándonos, y siguiendo de cerca lo que sucedía...
Ahora, Baruj HaShem, todos están recuperándose.
Dice el Midrash que uno de los motivos por los que Di-s nos envió y nos sometió en Egipto es para que nos formáramos como una nación única, con capacidades excepcionales para hacernos favores y ofrecernos entre nosotros, actos incalculables de bondad gratuita.
Di-s nos selló y nos fundió desde el primer exilio, como una gran familia.
Y ese domingo Di-s nos puso en una esquina de Ezeiza, el hecho de llevar las señales de judíos (Kipot, tzitziot, tzniut), nos encendió la empatía, nos puso en acción. Y cada uno hizo lo que pudo, algo bueno, por personas que nunca habíamos visto antes. No era heroísmo, ni inconsciencia, sino un amor innato inyectado en nuestras almas. Un amor tan gigante y eterno, que trascendió todas las diferencias que pudiéramos haber tenido diez minutos antes del accidente, las kehilot, los minhaguim, las diferentes posturas, en fin, todas las distancias, en ese momento se esfumaron. Sólo había quedado lo que heredamos de nuestros ancestros, esclavizados en Egipto, una unidad absoluta con nuestra gente, con la verdadera familia, nuestro pueblo.
Como dice el Alter Rebe “Las almas son todas una, sólo los cuerpos nos dividen”.
Y como me dijo la Sra. Haber que auxilió al bebé y que siguió con su jesed yendo al sanatorio los días subsiguientes para bikur jolím: “Basta de diferencias, somos todos uno”.
Ahora, es hora de expresar ese amor, ese Ahavat Israel, la llave hacia la Redención.
Que Di-s se apiade de nosotros, y nos despierte esta unidad sin que medie el dolor, sino la gratitud, la fe, y la confianza, que nos envíe a Su Ungido hoy mismo, sin más retrasos, y con Su inmensa Misericordia, nos salve. Amén.

PD1: En Tamuz se realizó una seudá de agradecimiento pues, Baruj HaShem todos los involucrados se han recuperado con refuá shleimá.
PD2: En Jeshvan somos todos agraciados con este Mazal Tov, Mazal Tov, para los Haber, por el nacimiento de este varón.

Patriicia (Dvorah) Starkloff

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