BS”D
El
Rebe de Todos
Hoy,
Guimel Tamuz celebramos el día de la desaparición física del
último Rebe de Lubavitch, el Rebe Menajem Mendel Schneerson ZTZ”L.
Cómo
es que celebramos la desaparición física de un líder, un Tzadik,
un hombre Justo, un sabio?
Porque
los judíos creemos que las almas de los Tzadikim, (hombres Justos),
pueden influir más y mejor sobre nuestro mundo, una vez que han
abandonado sus cuerpos.
Yo
puedo decir con certeza que el Rebe “llegó” a mí, después de
su desaparición física. Y desde entonces, desde que lo conocí a
través de sus escritos y de las historia que contaban sobre él,
hemos ido creando juntos un vínculo de amor, de confianza, de
fidelidad y de verdad.
Puedo
decir que consulto con el Rebe cada cosa que tengo intenciones de
hacer o de abandonar, y le pido ayuda por cada ansiedad o cuestión
que altere mis pensamientos o mis emociones.
Y
el Rebe me responde, a su manera, a veces muy directamente, otras,
con su silencio.
Unirse
a un Tzadik, significa ser adoptado por él.
El
Rebe ocupa el lugar de mi padre. Me aconseja, vela por mí, me
critica y me da aliento. Y todo lo que he avanzado en mi relación
con Di-s, con mi esposo y mis hijos, con la gente en general y
básicamente conmigo misma, es gracias a sus enseñanzas.
He
seguido al Rebe, aún cuando me parecía una locura, algo insólito,
o algo imposible y las veces que no quise seguir sus consejos y le
pedí hacer otra cosa, tuve que reconocer que el Rebe “ve”
infinitamente más de mi vida de lo que yo pueda imaginar alguna vez.
Muchos
le escriben al Rebe cuando necesitan respuestas sobre asuntos de
“mucha” importancia, pero yo prefiero hablar con él todo el
tiempo, y encontrar sus respuestas en sus libros, o en algún diálogo
que escucho al pasar, o en alguna charla de Torah.
Una
vez, cuentan las anécdotas, un hombre salió de un encuentro privado
con el Rebe, gritando : “Uds son unos ladrones! El Rebe no es sólo
de los Jasidim, el Rebe es de todos!!!”
Y así es.
El
Rebe, como todo Tzadik verdadero, es de todos. Se ocupa de todos.
Judíos, no judíos, buenos y malvados, grandes y pequeños, jóvenes
y ancianos. El Rebe como todo Tzadik verdadero, quiere ayudar a
todos, a los que necesitan ayuda y la piden y a los que no la piden y
a los que ni siquiera saben que necesitan ayuda.
Por
qué es así? Porque el Tzadik es un Alma general, él puede percibir
a “otras” almas como alguien puede percibir qué sucede con su
oreja y también con su dedo gordo del pie. Dentro del “cuerpo de
la humanidad” hay Tzadikim, que perciben qué sucede con los que
conforman éste cuerpo.
El
Rebe, o el Tzadik, es un Alma muy muy grande, pero no es Di-s. Di-s
es UNO, y todos existimos en Él.
La
diferencia entre un Tzadik y las almas más bajas, es que el Tzadik
es consciente de su existencia dentro de Di-s, y por lo tanto el
temor y el amor a Di-s, son de una intensidad tal, que impregnan
todos sus pensamientos, sus palabras y sus acciones.
El
Rebe, el Tzadik, debe conectarnos con Di-s, si ésto no sucede,
entonces algo está fallando, o el Tzadik no es verdadero, o aquel
que está conectado con el Tzadik, se ha unido a él de manera
superficial, como si fuera una relación virtual.
Por
eso tenemos que entender, que estar unido a un Tzadik no es
ideológico, no es una serie de costumbres, ni un tipo de vestimenta.
Estar unido a un Tzadik, sea el Rebe de Lubavitch, Rabi Najman de
Breslov, el Rab Kuk, Rabi Shimon bar Iojai, el Rambam, hasta Moshé
Rabeinu, implica estar en conexión con nuestra parte de Torah que
habita dentro de nuestra alma. Y por supuesto, este vínculo, debe
despertar cambios y belleza que deben inevitablemente manifestarse en
nuestra vida cotidiana.
No
hay que ser un Jabadnik para conectarse con el Rebe. No es necesario
ser un Jabadnik para conectarse con el Rebe.
El
Rebe ayuda a cada persona a sacar lo potencial de su espíritu en una
acción poderosa.
Así
como cada ser humano tiene huellas dactilares diferentes, también su
modo y manera que tiene de expresar su amor a Di-s y a Su Torah, es
diferente.
El
Rebe, como cualquier Tzadik verdadero sabe ésto.
Y
como dicen nuestros sabios, “Un preso no puede liberarse tirando de
sus propios cabellos”, el Rebe nos ayuda, nos muestra el camino
para nuestro ascenso, algunas veces nos arroja una soga, otras nos
presta una escalera y otras, a oscuras, guiados por su voz, (como
dice la canción de Sui Generis), nos alienta a escalar paredes a
fuerza de rasguñarlas.
El
Rebe es de Todos, de todos los que estudiamos sus enseñanzas y de
todos los que le hablamos desde el corazón. Y siempre estará a
nuestro lado, para rezarLe a Di-s porque nuestras plegarias sean
respondidas con y para Bendición.
Muchos
creen que el Rebe es el Mashiaj, en verdad, para mi humilde
entendimiento, ésto es irrelevante.
Cuando
el Mashiaj se revele, (que sea hoy mismo), no importará si es el
Rebe, el Baal Shem Tov, el Gaón de Vilna o un Tzadik oculto
trabajando en una matzería.
Cuando
el Mashiaj se revele, (que sea hoy mismo), la luz de la Torah de Di-s
iluminará con tanta intesidad que no entenderemos cómo pudimos
estar tan ciegos discutiendo sobre qué Tzadik es mejor!
El
mejor Tzadik es el que nos permite conectarnos con Di-s desde la
verdad de nuestra alma, haciendo nuestro propio camino de amor y
temor para servirLo con alegría.
Ésto
es lo que me enseña mi Rebe, así como él mismo generó un camino
único y novedoso para servir a Di-s, el Rebe exige lo mismo de todos
aquellos que decimos “seguirlo” y si bien existen muchos que a
simple vista son hijos fieles a éstas enseñanzas, el desafío es no
caer en la tentación ridícula de usar una máscara, sino que, a
cara lavada, hacer nuestro camino para ser quienes vinimos a ser.
Éste
es el mejor homenaje que le podemos hacer al Rebe de Lubavitch.
Patriicia Dvorah Starkloff
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