Torah para Vivir
9 ene 2012
Torah en Español Libro Shemot (Éxodo)
LIBRO SHEMOT - PARASHÁ SHEMOT (Nombres)
Tevet 13 - 19, 5772 / Enero 8 – 14, 2012
1 Y éstos son los nombres de los Hijos de Israel que vinieron a Egipto; con Iaacov (Jacob), vino cada hombre con su casa. 2 Reubén (Rubén), Shimón (Simeón), Levi, y Iehudá (Judá); 3 Isajar (Isacar), Zebulun (Zabulón), y Biniamín (Benjamín); 4 Dan, Naftalí (Neftalí); Gad y Asher (Aser). 5 Y todas las personas que salieron de los lomos de Iaakov (Jacob) eran setenta almas, y Iosef (José) estaba en Egipto. 6 Iosef (José) murió, y todos sus hermanos, y toda esa generación. 7 Los Hijos de Israel crecieron, proliferaron, aumentaron y se fortalecieron mucho, muchísimo, y la tierra se llenó de ellos. 8 Se levantó un nuevo rey en Egipto, que no conocía a Iosef (José). 9 Él le dijo a su pueblo: «He aquí que el pueblo, los Hijos de Israel, son más numerosos y más fuertes que nosotros. 10 Vamos, seamos más astutos que ellos para que no se multipliquen, y sea que en caso de guerra, se una también él a nuestros enemigos y luche contra nosotros, y suba de la tierra». 11 Designaron oficiales de tributo sobre él, para afligirlo con sus cargas, y construyó ciudades de almacenamiento para el Faraón, Pitom y Ramsés. 12 Pero cuanto más los afligían, más aumentaban y se extendían; y su desprecio se despertó a causa de los Hijos de Israel. 13 Egipto sometió a los Hijos de Israel con trabajos inhumanos. 14 Le amargó la vida con trabajos duros, con mortero y con ladrillos, y con todos los trabajos del campo; todos los trabajos que les asignaban eran inhumanos. 15 El rey de Egipto les dijo a las parteras hebreas, de las cuales la primera se llamaba Shifra y la segunda Púa, 16 y dijo: «Cuando atiendan a las mujeres hebreas y las vean sobre el asiento de dar a luz, si es un varón, lo mataréis, y si es una mujer, vivirá». 17 Mas las parteras temían a Dios y no hicieron lo que les dijo el rey de Egipto, y dejaron que los niños vivieran. (2º DÍA / 2ª ALIÁ) 18 El Rey de Egipto convocó a las parteras y les dijo: «¿Por qué habéis hecho esto y habéis dejado que vivan los niños?». 19 Las parteras le dijeron al Faraón: «Pues las mujeres hebreas no son como las mujeres egipcias, pues son expertas; antes de que la partera llegase a ellas, ya dieron a luz». 20 Dios benefició a las parteras y el pueblo aumentó y se fortaleció enormemente. 21 Y fue gracias a que las parteras temían a Dios (que Él) les hizo casas. 22 El Faraón ordenó a todo su pueblo, diciendo: «Todo varón que nazca, ¡al río lo arrojaréis! Y toda mujer, la dejaréis con vida».
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- 1 Un hombre salió de la casa de Levi y tomó una mujer de Levi. 2 La mujer concibió y dio a luz a un hijo. Ella vio que era bueno y lo escondió durante tres meses. 3 Ya no podía esconderlo más, entonces tomó un canasto de juncos y lo untó con betún y brea; colocó al niño en él y lo puso entre las cañas, a la orilla del río. 4 Su hermana se colocó a distancia, para saber qué sería de él. 5 La hija del Faraón bajó al río a lavarse, y sus criadas caminaban junto al río. Ella vio el canasto entre las cañas y envió a su sirvienta, y lo tomó. 6 Lo abrió y vio al niño, y he aquí que el joven lloraba. Ella le tuvo compasión y dijo: «Éste es uno de los niños hebreos». 7 Su hermana le dijo a la hija del Faraón: «¿Quieres que vaya y te llame una nodriza de las hebreas, para que amamante para ti al niño?». 8 La hija del Faraón dijo: «Ve». La joven fue y llamó a la madre del niño. 9 La hija del Faraón le dijo: «Toma este niño y amamántalo para mí, y yo te daré tu paga». La mujer tomó al niño y lo amamantó. 10 El niño creció y ella lo trajo a la hija del Faraón, y fue un hijo para ella. Lo llamó Moshé (Moisés), pues dijo: «Pues de las aguas lo saqué». (3ER DÍA / 3ª ALIÁ) 11 Sucedió en aquellos días que Moshé (Moisés) creció y salió con sus hermanos, y observó sus sufrimientos; y vio que un hombre egipcio golpeaba a un hombre hebreo, a uno de sus hermanos. 12 Miró hacia un lado y hacia el otro, y vio que no había nadie; golpeó mortalmente al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió, y he aquí que había dos hombres hebreos peleando. Le dijo al malvado: «¿Por qué golpeas a tu prójimo?». 14 Él le respondió: «¿Quién te designó por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso planeas matarme, como mataste al egipcio?». Moshé (Moisés) tuvo miedo y pensó: «¡Ciertamente el asunto es sabido!». 15 El Faraón escuchó acerca de este asunto e intentó matar a Moshé (Moisés); Moshé (Moisés) huyó del Faraón y se asentó en la tierra de Midián. Se sentó junto a un pozo. 16 El sacerdote de Midián tenía siete hijas; ellas fueron y sacaron agua y llenaron los abrevaderos para dar de beber a las ovejas de su padre. 17 Llegaron los pastores y las echaron. Moshé (Moisés) se levantó y las salvó, y dio de beber a sus ovejas. 18 Ellas fueron a lo de su padre Reuel. Él dijo: «¿Cómo es que habéis venido tan rápido hoy?». 19 Ellas respondieron: «Un hombre egipcio nos salvó de manos de los pastores y hasta sacó agua para nosotras, y dio de beber a las ovejas». 20 Él les dijo a sus hijas: «¿Dónde está? ¿Por qué dejasteis al hombre? Llamadlo y que coma pan». 21 Moshé (Moisés) decidió habitar junto al hombre; y él le dio a su hija Tzipora a Moshé (Moisés). 22 Ella dio a luz a un hijo, y él lo llamó Gershom, pues dijo: «He sido extranjero en una tierra extraña». 23 Durante aquellos largos días, sucedió que el rey de Egipto murió, y los Hijos de Israel gemían a causa del trabajo y lloraban. Su clamor a causa del trabajo se elevó hasta Dios. 24 Dios oyó sus gemidos y Dios recordó Su pacto con Abraham, con Itzjak (Isaac) y con Iaacov (Jacob). 25 Dios vio a los Hijos de Israel; y Dios supo. (4º DÍA / 4ª ALIÁ)
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- 1 Moshé (Moisés) estaba pastando las ovejas de Itró, su suegro, el sacerdote de Midián; él guió a las ovejas dentro del desierto y arribó a la Montaña de Dios, hacia Joreb. 2 Un ángel de El Eterno se le apareció en una llamarada de fuego que salía de un arbusto. Él vio, y he aquí que el arbusto ardía en el fuego, mas el arbusto no se consumía. 3 Moshé (Moisés) dijo: «Me apartaré y contemplaré esta gran imagen ¿por qué el arbusto no se consume?». 4 El Eterno vio que se había apartado para ver; y Dios lo llamó de entre el arbusto y dijo: «Moshé (Moisés), Moshé (Moisés)» y él respondió: «Heme aquí». 5 Él dijo: «No te acerques más, quítate los zapatos de tus pies, pues el lugar sobre el que pisas es tierra santa». 6 Y Él dijo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Itzjak (Isaac) y el Dios de Iaakov (Jacob)». Moshé (Moisés) ocultó su rostro, pues tuvo miedo de contemplar a Dios. 7 El Eterno dijo: «Ciertamente he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus supervisores, pues he sabido de su dolor. 8 Bajaré y lo rescataré de la mano de Egipto, y lo ascenderé de esa tierra a una tierra buena y amplia, a una tierra en la que fluye la leche y la miel, al lugar del cananeo, el jeteo, el amorreo, el perizeo, el jiveo y el iebuseo. 9 Y ahora, he aquí que el clamor de los Hijos de Israel ha llegado hasta Mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Y ahora ve y te enviaré con el Faraón, y sacarás a Mi pueblo, los Hijos de Israel, de Egipto». 11 Moshé (Moisés) le dijo a Dios: «¿Quién soy yo para ir con el Faraón y sacar a los Hijos de Israel de Egipto?». 12 Y Él dijo: «Pues estaré junto a ti y ésta es tu señal de que te he enviado: cuando saques al pueblo de Egipto, servirás a Dios sobre esta montaña». 13 Moshé (Moisés) le dijo a Dios: «He aquí, cuando vaya a los Hijos de Israel y les diga: El Dios de vuestros antepasados me ha enviado a vosotros y ellos me digan: ¿Cuál es Su Nombre?, ¿qué les diré?». 14 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés): «Seré lo que seré». Y Él dijo: «Así dirás a los Hijos de Israel: Seré me ha enviado a vosotros». 15 También le dijo Dios a Moshé (Moisés): «Así dirás a los Hijos de Israel: El Eterno, el Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Itzjak (Isaac) y el Dios de Iaacov (Jacob), me ha enviado a vosotros. Éste es Mi Nombre por siempre, y éste es Mi recuerdo, de generación en generación. (5º DÍA / 5ª ALIÁ) 16 Ve y reúne a los ancianos de Israel y diles: El Eterno, el Dios de vuestros antepasados, ha aparecido ante mí, el Dios de Abraham, Itzjak (Isaac) y Iaakov (Jacob), diciendo: «Ciertamente os he recordado y lo que se os hace en Egipto». 17 Y he dicho: «Os haré ascender de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del jeteo, del amorreo, del perizeo, del jiveo, y del iebuseo, a una tierra en la que fluye la leche y la miel. 18 Ellos oirán tu voz. Tú y los ancianos de Israel irán al rey de Egipto y le dirán: El Eterno, el Dios de los hebreos, se ha presentado ante nosotros. Y ahora, os rogamos nos dejes partir en un camino de tres días por el Desierto y presentaremos ofrendas a El Eterno, nuestro Dios. 19 Sé que el rey de Egipto no os dejará ir, excepto con mano fuerte. 20 Yo extenderé Mi mano y golpearé a Egipto con todas Mis maravillas que realizaré en su interior, y después de eso os enviará. 21 Yo haré que este pueblo halle favor a los ojos de Egipto, para que cuando os vayáis, no os vayáis vacíos. 22 Cada mujer pedirá a su vecina y a la que vive en su casa vasijas de plata, vasijas de oro y vestimentas; y las colocarás sobre tus hijos e hijas; y vaciaréis Egipto».
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- 1 Moshé (Moisés) respondió y dijo: «Mas no me creerán y no escucharán mi voz, pues dirán: El Eterno no apareció ante ti». 2 El Eterno le dijo: «¿Qué es lo que tienes en la mano?» Y él dijo: «Una vara». 3 Él dijo: «Arrójala a tierra», y él la arrojó a tierra y se transformó en una serpiente. Moshé (Moisés) huyó de ella. 4 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés): «Extiende tu mano y toma su cola». Él extendió la mano y la agarró fuertemente, y se transformó en una vara en su palma. 5 «Para que crean que El Eterno, el Dios de tus antepasados, apareció ante ti; el Dios de Abraham, el Dios de Itzjak (Isaac) y el Dios de Iaacov (Jacob).» 6 El Eterno también le dijo: «Lleva tu mano a tu pecho», y él llevó su mano a su pecho; luego la quitó y he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. 7 Dijo Él: «Vuelve a poner tu mano en tu pecho». Y él volvió a poner su mano en su pecho; y al sacarla de su pecho he aquí que era otra vez como su carne. 8 «Acontecerá que si no te creen y no escuchan la voz de la primera señal, creerán la voz de la segunda señal. 9 Y sucederá que si tampoco no creen estas dos señales y no escuchan tu voz, tomarás agua del río y la verterás sobre la tierra seca, y el agua que tomes del río se transformará en sangre cuando esté sobre la tierra seca». 10 Moshé (Moisés) le dijo a El Eterno: «Te ruego, mi Señor, no soy hombre de palabras, ni desde ayer, ni desde anteayer, ni desde que hablaste por primera vez con Tu sirviente, pues soy pesado de boca y pesado de palabras». 11 El Eterno le dijo: «¿Quién le dio boca al hombre, o quién hace al hombre mudo o sordo, o al hombre que ve o al ciego? ¿Acaso no soy Yo, El Eterno? 12 Y ahora, ¡ve! Estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir». 13 Él dijo: «Te ruego, mi Señor, envía a alguien más apropiado». 14 La ira de El Eterno se despertó contra Moshé (Moisés), y dijo: «¿Acaso no está tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él ciertamente hablará; además, he aquí que él saldrá a encontrarte y cuando te vea se alegrará su corazón. 15 Tú le hablarás y colocarás las palabras en su boca; y Yo estaré en tu boca y en su boca; y os enseñaré a ambos lo que deben hacer. 16 Él hablará por ti ante el pueblo; y ocurrirá que él será tu boca y tú serás su guía. 17 Y esta vara tomarás en tu mano, con la que harás señales». (6º DÍA / 6ª ALIÁ) 18 Moshé (Moisés) fue y regresó a Ieter, su suegro, y le dijo: «Por favor, iré y regresaré junto con mis hermanos que están en Egipto, para ver si siguen con vida». Y Itró le dijo a Moshé (Moisés): «Ve en paz». 19 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés) en Midián: «Ve, retorna a Egipto, pues todas las personas que piden por tu vida han muerto». 20 Moshé (Moisés) tomó a su mujer y a sus hijos, los montó sobre el asno y regresó a la tierra de Egipto; y Moshé (Moisés) tomó la vara de Dios en su mano. 21 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés): «Cuando regreses a Egipto, ve todas las maravillas que he colocado en tu mano y realízalas ante el Faraón; mas Yo endureceré su corazón y no dejará salir al pueblo. 22 Le dirás al Faraón: Así dijo El Eterno, Mi hijo primogénito es Israel. 23 Por eso te digo: Deja ir a Mi hijo para que Me sirva, mas tú te has negado a enviarlo; he aquí que mataré a tu hijo primogénito». 24 Y en el camino, en la posada, El Eterno lo encontró y trató de matarlo. 25 Tzipora tomó una piedra afilada y cortó el prepucio de su hijo y lo arrojó a sus pies; y dijo: «En todo lo que a mí concierne, estás casado con sangre». 26 Entonces lo liberó; y ella dijo: «Estabas casado con sangre por la circuncisión». 27 El Eterno le dijo a Aarón: «Ve a encontrarte con Moshé (Moisés) en el desierto». Fue y lo encontró en la montaña de Dios, y lo besó. 28 Moshé (Moisés) le relató a Aarón todas las palabras de El Eterno y que Él lo había enviado, y todas las señales que Él le había ordenado. 29 Moshé (Moisés) y Aarón fueron y reunieron a todos los ancianos de los Hijos de Israel. 30 Aarón habló todas las palabras que El Eterno le había dicho a Moshé (Moisés); y realizó las señales a la vista del pueblo. 31 Y el pueblo creyó y oyó que El Eterno había recordado a los Hijos de Israel, y que Él vio su aflicción, e inclinaron las cabezas y se postraron. (7º DÍA / 7ª ALIÁ)
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- 1 Luego, Moshé (Moisés) y Aarón fueron y le dijeron al Faraón: «Así dijo El Eterno, el Dios de Israel: Envía a Mi pueblo, para que puedan celebrar para Mí en el desierto». 2 El Faraón dijo: «¿Quién es El Eterno para que yo escuche Su voz y envíe a Israel? ¡Yo no conozco a El Eterno, ni tampoco enviaré a Israel!». 3 Ellos dijeron: «El Dios de los hebreos apareció ante nosotros. Déjanos ir en un camino de tres días por el desierto y presentaremos ofrendas a El Eterno, nuestro Dios, para que no nos ataque mortalmente con la plaga o con la espada». 4 El rey de Egipto les dijo: «Moshé (Moisés) y Aarón, ¿por qué distraen a la gente de su trabajo? Atended a vuestras propias tareas». 5 Y el Faraón dijo: «He aquí que el pueblo de la tierra es ahora muy numeroso, ¡y vosotros deseáis que cesen en sus tareas!». 6 Aquel día, el Faraón ordenó a los supervisores del pueblo y a sus capataces, diciendo: 7 «Ya no daréis paja al pueblo para que fabriquen los ladrillos como ayer y anteayer; que vayan y la junten ellos mismos. 8 Pero la cuota de ladrillos que hacían ayer y anteayer, se la exigiréis, no se la reduzcáis, pues son haraganes; por eso exclaman, diciendo: Vamos a presentar ofrendas a nuestro Dios. 9 Que el trabajo sea más pesado sobre los hombres y que se dediquen a él, y que no presten atención a las palabras falsas». 10 Los supervisores del pueblo y sus capataces fueron y hablaron al pueblo, diciendo: «Así dijo el Faraón: no os daré paja. 11 Id vosotros mismos y tomad paja dondequiera que la encontréis, pues nada será reducido de vuestras tareas». 12 Y el pueblo se expandió por toda la tierra de Egipto para reunir espigas para paja. 13 Los supervisores los presionaron, diciendo: «Completad vuestras tareas, la porción diaria cada día, tal como cuando había paja». 14 Los capataces de los Hijos de Israel, a los que los supervisores del Faraón habían designado sobre ellos, eran golpeados, diciendo: «¿Por qué no completasteis ni ayer ni hoy vuestras obligaciones de hacer ladrillos, igual que ayer y anteayer?». 15 Los capataces de los Hijos de Israel fueron y clamaron ante el Faraón, diciendo: «¿Por qué hacéis esto a vuestros siervos? 16 Paja no les es dada a tus siervos, pero se nos dice: ¡Haced ladrillos!. He aquí que tus siervos son golpeados y es un pecado para tu pueblo». 17 Él dijo: «¡Sois haraganes, haraganes! Por eso decís: Permítenos ir a presentar ofrendas a El Eterno. 18 Ahora id a trabajad. No se os dará paja, ¡mas debéis entregar la cuota de ladrillos!». 19 Los capataces de los Hijos de Israel vieron su perturbación cuando les dijeron: «No reduzcáis los ladrillos, la cuota diaria cada día». 20 Cuando se alejaron de la presencia del Faraón encontraron a Moshé (Moisés) y Aarón parados frente a ellos. 21 Ellos les dijeron: «Que El Eterno os vea y juzgue, pues habéis causado que hasta nuestro olor sea apestable a los ojos del Faraón y a los ojos de sus siervos, y habéis puesto una espada en sus manos para que nos mate». (MAFTIR) 22 Moshé (Moisés) regresó a El Eterno y le dijo: «Señor mío, ¿por qué has hecho mal con este pueblo, por qué me has enviado? 23 Desde el momento en que fui al Faraón para hablar en Tu Nombre, ha perjudicado a este pueblo, mas Tú no rescataste a Tu pueblo».
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- 1 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés): «Ahora verás lo que le haré al Faraón, pues por medio de la mano fuerte los enviará, y por la mano fuerte los expulsará de su tierra».
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